Movimiento Netzkraft fue, en un principio, entre 1990 y 1995, el nombre de un proyecto de investigación del Intituto de la Investigación Sistémica. Hemos buscado personas que tuviesen la capacidad, es decir la disposición y la energía necesaria, de establecer, por encima de sus intereses particulares y profesionales, un trabajo para el bien común. Ellos debían de funcionar como multiplicadores que pudieran transmitir sus ideas a otras personas. Mediante la evaluación de listas y revistas, archivos del Internet y otras fuentes hemos encontrado muchas personas que, aparte de sus cuestiones personales, tienen tiempo y energía para realizar un trabajo social efectivo (por ejemplo por varios proyectos de apoyo para personas con necesidades, por una política de paz, por la protección del medio ambiente, por la igualdad de derechos de la mujer, en contra del racismo).
Movimiento Netzkraft nació teniendo como objetivo apoyar a estas personas para conseguir que su trabajo resultara aún más efectivo. Su punto fuerte radica en su confianza de trabajar a largo plazo por una causa, con un efecto directo en su entorno personal, con energía y constancia. Como se puede ver no se mueven por objetivos personales, resultan convincentes, consiguiendo que otros se insriban para la misma causa. Y, por lo general, son libres en actuar, sin tener que tomar en cuenta su carrera en una empresa o en un partido político. Su especialidad de abogar a largo plazo por un tema concreto es al mismo tiempo debilidad y punto fuerte: los convierte en expertos reconocidos en su área, con un perfil claro de su trabajo, pero también lleva a la pérdida de energía por culpa de la delimitación con otras personas y a la dispersión de personas o grupos activos.
Movimiento Netzkraft parte de la idea de que los problemas agudos y el peligro en que se ven la paz, el medio ambiente y los derechos humanos no son problemas independientes, sino que están estrechamente relacionados los unos con los otros, condicionándose incluso mutuamente. Soluciones que se enfocan deben, por lo tanto, esbozar una idea común, aún cuando cada persona o asociación comprometida concentre su fuerza en un solo aspecto de estos temas. Para la definitiva solución de estos problemas es necesario darse cuenta de que cada una de las colaboraciones es igual de importante, y que son parte del mismo objetivo. Muchas cosas hablan, pues, a favor de un apoyo mutuo y de una unión de fuerzas, hablando claro, de conectarse.
Los movimientos por la paz, por la igualdad de derechos de la mujer y por el medio ambiente en los paises occidentales y los movimientos cívicos en los paises orientales en los anos 1960-90 han demonstrado que también la gente humilde puede hacer un trabajo efectivo, siempre cuándo se ponga de acuerdo y trabaje activamente durante un largo período de tiempo por un objetivo concreto. ¿Serán capaces de unir sus energías para cambiar la política reinante respecto a problemas de sobrevivencia? Movimiento Netzkraft debería buscar caminos disponibles para ello.
En el período 1990 a 1995 evaluamos bibliografía, realizamos encuestas, y buscamos consejos, en encuentros con expertos, mediante correspondencia escrita y en conversaciones individuales. Así aprendimos que crear conexiones no es un problema de organización: no necesitamos otra federación más que nos acoja ni otra organización central, existen ya suficientes que realizan un buen trabajo en todos los temas posibles. Conectarse no es ya tampoco un problema de reparto de información: cualquier información actual que se requiera se puede conseguir, a través de revistas especializadas, por sistema de circulares, en la televisión o en el Internet. Existe, sin embargo, el peligro, debido a la excesiva oferta de informaciones importantes, de perder la confianza o el punto de vista general sobre estos temas. Finalmente, la conexión no crece mediante más manifestaciones, encuentros para realizar acciones o citas. Los amigos a amigas 'multiplicadores comprometidos' en sus actividades ya han llegado al límite de sus energías. Lo que necesitan, mucho más, es una red que les descanse y apoye en su trabajo.
Sólo bajo dos condiciones la mayoría de las personas encuestadas se mostró dispuesta a conectarse, es decir, a conocerse y encontrarse, a apoyar solidariamente a otros y posiblemente trabajar, en forma conjunta, con otros activos:
1. Los contactos se realizan de forma autónoma y descentralizada
En vez de crear una nueva organización o un nivel de decisión central, cada participante queda autónomo, actuando en forma independiente, tal como lo ha hecho hasta ahora. Cada uno decide, de forma espontánea y según sus propias necesidades, cuándo y hasta qué punto desea intercambios de información o colaborar con otros miembros de la red. Para ello, sólamente necesita saber cuáles son las otras personas participantes en la red.
2. Los miembros participantes de la red tienen todos unos objetivos comunes (Consenso Base)
La red se basa en un Consenso Base entre personas activas, que persiguen muy diferentes objetivos y programas. Como peticiones conjuntas sólo son posibles, pues, peticiones básicas muy amplias. Pero deben de ser, por otra parte, lo suficientemente concretas y claras, de forma que se puedan exigir decisiones socio-políticas inequívocas. Y deben ir más allá de la política diaria, teniendo por lo tanto una perspectiva a largo plazo. El Consenso Base se ha desarrollado con el objetivo de encontrar contenidos que les una a todos los particpantes en la red.